No es una casualidad, ni una oscura
conspiración: ocurre por la lógica de funcionamiento del propio sistema
actual, basado en la competitividad y en el darwinismo social salvaje.
¿Pasa en todos los países del mundo?
Mayoritariamente si, desde hace mucho, quizás desde el inicio de la
sociedad tal como la conocemos.
Es un mal que se ha extendido como una
infección por todas las sociedades del mundo prácticamente. Es sencillo
los que tienen menos barreras morales y emocionales a la hora de actuar
tienen muchas más posibilidades de alcanzar los puestos dirigentes.
Es algo que sucede continua e
invariablemente en todo tipo de estructuras, como por ejemplo:
multinacionales, grandes y pequeñas empresas así como en los partidos
políticos.
Es así, no nos engañemos. Puede no
gustarnos o incluso desagradarnos pero gran parte del capital de un
político no radica su ideología ni en sus dotes de gestión, sino más
bien en su habilidad para conspirar, crear alianzas y llegado el caso,
traicionar a quien sea necesario.
Éste es el lado oscuro del talento político que muchas veces la sociedad no está dispuesta afrontar y asumir.
Estas habilidades, deben estar
acompañadas de muchas otras como por ejemplo: formación, carisma, don de
gentes, buena oratoria y un dominio de la escena mediática.
Competencias indispensables a la hora de liderar cualquier tipo de
organización con éxito.
Este conjunto de habilidades son las que
se representan clásicamente como el talento político, las que si salen
en todos los manuales.
Así pues, realmente un político en la
actualidad debería contar con ambos tipos de talento si quiere
convertirse de verdad en un gran líder y ser verdaderamente útil.
¿Pasa esto en todos el mundo? No en todo, existe también otro tipo de líderes.
Los líderes sin carisma, sin nivel, sin talentos destacables incapaces de hablar otro idioma que no sea el suyo sin correr el riesgo de caer en el más lamentable de los ridículos.
Líderes con una oratoria vulgar y que no dominan ni lo básico. Éstos
son otro tipos de líderes (muy habituales también), muchos de ellos
encumbrados por los poderes facticos o por el poder de los mediocres.
La suma de un grupo de gente mediocre que medra en todas las
organizaciones y que muchas veces acaban llevando a la cima del poder a
líderes sin talento simplemente para permitirles seguir con su estilo de
vida, dado que el líder talentoso rápidamente los apartaría de su lado y
de sus responsabilidades.
Así que compañeros, pensemos cómo
cambiar esto, porque el líder de los mediocres no creo que sea el líder
que necesitamos para cambiar las cosas. Tal vez un baño de realismo
sería necesario alguna vez, porque recordemos aquella máxima que reza,
que todas las organizaciones sociales tienen el líder que se merecen.
Alexis Garrido Fermosel.